Hoy me apetece hablar de un libro magnífico que terminé hace unos días: «El Color del Silencio» de Elia Barceló.
Elia es una buena amiga, así que mi opinión puede estar sesgada, pero hay hechos que hablan por sí mismos: ¡Argumentemos! ¿Por qué «El Color del Silencio» es un gran libro»?
La trama podemos resumirla en algo así como «una pintora de unos 60 años intenta averiguar quién asesinó y violó a su hermana, allá por 1969». Un resumen que nos haría pensar en un thriller, pero también en una novela de investigaciones, de detectives (sin que haya detectives -aunque algún policía se pasee por sus páginas-), una novela histórica (porque parte de la acción transcurre en ese verano de 1969 y otra en la guerra civil española). Pero también hay algo de novela romántica e incluso de viajes (Rabat, Madrid… ). A veces, ese viaje hasta parece conducir al interior de los personajes a los que cada vez conocemos mejor y que evolucionan y cambian según avanza la acción.Y este resumen, sencillo en apariencia, es una metáfora de lo que es «El Color del Silencio»: un libro entretenido, sencillo de leer, totalmente adictivo, pero complejo, muy complejo. Una complejidad de la que el ávido lector, lo mismo, ¡ni se entera!
No sólo contamos con capítulos que se van alternando y se desarrollan en esos tres momentos temporales (el presente, 1969 y la guerra civil), también hay otros que simplemente describen objetos (fotografías, por ejemplo, que la protagonista encuentra en una caja y que se convierten en pistas para el lector -al mismo tiempo que para la pintora protagonista-). La estructura es compleja y está súper estudiada, pero, y ese es su mayor acierto, no se nota. Porque todo ello se articula de forma súper entretenida: la trama, el misterio, te atrapa y no te deja tranquila. Esa estructura «ingenieril» no se nota. No molesta. El lector, ávido de saber qué pasó, es probable que ni se dé cuenta de la maravillosa estructura que te va guiando de un lugar y momento temporal a otros.
Y luego está la construcción de personajes: una maravilla de motivaciones que los mueven y los hacen evolucionar. Es absolutamente genial como pueden llegar a caernos bien y podemos empatizar con algunos personajes que a priori resultan tan antipáticos. Pero una vez los conocemos, llegamos a amarlos, a comprenderlos y a sufrir con ellos.
En fin, que lo único malo de «El Color del Silencio» es su título. Parece el de una de esas películas que se confunden las unas con las otras y que no dicen nada, aunque parezca que lo dicen. Que digo yo que «El Color de las Sombras» hubiese resultado más sugerente y recordable. Pero qué más da un título, cuando el interior es un tesoro.
«El Color del Silencio» es un libro para disfrutar y analizar. No os lo perdáis.